El sábado 3, como de costumbre, el obispo comenzó su visita pastoral mensual a la Parroquia de San Miguel Arcángel, en los Angeles, California, con la celebración de la Eucaristía en la sede parroquial. En la foto de la izquierda: el equipo de servidores de la misa, se preparan para iniciar la procesión de entrada.

Los hermanos tuvieron la oportunidad, después de hacer una catequesis de la forma de administrar el Sacramento de la Reconciliación, de confesar sus pecados y luego acudir a recibir individualmente la Absolución, como se puede observar en la foto de la derecha.

Durante la homilía, el obispo invitó a todos los miembros de la comunidad a reanimar su compromiso misionero. Es fundamental que todos tomen conciencia de la dimensión msionera que tiene nuestra vocación y que se realice.

Hacia el caer de la tarde, Monseñor Eduardo visitó la comunidad Pacto Divino, para iniciar, con la celebración de la Eucaristía una vigilia que los hermanos celebrarían hasta la media noche.

Es notable el crecimiento que está teniendo la comunidad en los últimos meses, así como la consolidación de su identidad y la constancia en la participación de sus miembros.

Con la vigilia, los hermanos comenzaron formalmente el mes de preparación para la celebración de su décimo segundo aniversario. Con la ayuda de Dios, el obispo les volverá a visitar el primero de octubre, día en que tendrán la celebración.

Los miembros del ministerio de música, al igual que los demás ministros que sirvieron en el altar, junto al obispo, elevan las manos, en señal de comunión, mientras oran el Padrenuestro.

Toda la celebración fue filmada, para permitir a los hermanos profundizar en el mensaje que les fue transmitido y, de esa forma, ir haciendo más comprometida su fe.

Por la noche el obispo estuvo celebrando con la comunidad Restauración.

Los hermanos han logrado mantener un cierto crecimiento y, de acuerdo a lo que expresarion, están muy contentos porque se sienten animados a seguir trabajando y consolidando su ministerio.

La mayor parte de los hermanos, después de confesar sus pecados, acudió al sacramento de la penitencia, recibiendo la absolución.

Poco a poco, la comunidad se está organizando. Actualmente cuenta con un ministro de la comunión; esta vez también contó con un servidor del altar y un buen equipo de hermanos animó los cantos litúrgicos.

El domingo 4 por la mañana, el obispo se reunión durante más de 4 horas con los alumnos del DETYM y algunos servidores de la Comunidad. Esta vez la reunión tuvo ciertas características especiales.

Además de las clases, se estableció que el domingo 2 de octubre se celebrará, en lugar del tiempo de clases, una Asamblea con todos los servidores.

Académicamente se iniciaron los cursos de Escritos Joánicos y de Historia de la Iglesia Antigua y Medieval.

En cuanto a la Asamblea que se celebrará la misma tendrá como finalidad organizarse para que la parroquia pueda ofrecer todos los servicios que se esperan de una parroquia, como son: la catequesis de preparción para la recepción de los sacramentos y las celebraciones de la Palabra con distribución de la comunión cuando no pueda haber celebración de la Eucaristía.

Los alumnos del DETYM fueron exhortados a pensar en estar disponibles para poder asumir el trabajo de catequistas dentro de la parroquia.

El domingo 4 por la tarde, se celebró la Eucaristía con los alumnos del Detym y algunos de los servidores.

La intención especial de la Eucaristía fue orar por la preparación de la Asamblea Parroquial que se celebrará el 2 de Octubre.

Progresivamente los hermanos han ido asumiendo diversos compromisos y ministerios para la animación de la liturgia, como puede observarse en las fotos de arriba y la de la derecha.

Con gran devoción, los miembros del ministerio, así como la mayoría de participantes, se acercó a recibir la Sagrada Comunión.

Desde hace ocho meses, varias comunidades del Estado Portuguesa en Venezuela, habían entrado en comunicación con nuestro obispo: durante siete años habían trabajado sin ninguna protección eclesial, asistidos solamente por el Padre José Roberto Aguirre, a quien ellos habían buscado para que les acompañara en su caminar de fe.

Después de los diálogos, de haber constatado que su fe coincide plenamente con la nuestra y que su visión de Iglesia era la misma, ellos hicieron formalmente la petición de entrar a formar parte de nuestra IGLESIA y se planificó el primer viaje de nuestro obispo a Venezuela. Este se realizó entre el 9 y el 13 de septiembre.

La primera visita del obispo se realizó al pueblo de San Rafael de Onoto, en el Estado Portuguesa. El obispo fue recibido por representantes de las diferentes comunidades y por un grupo de niños y jóvenes, a la entrada del pueblo y desde ellá se caminó hasta el lugar en donde, temporalmente, tiene su sede la misión. Esto puede notarse en la foto de arriba.

A la llegada del obispo al centro de la misión, que consiste en una casa con varias habitaciones y, en la parte trasera con un amplio patio cubierto que se utuiliza para celebrar las Eucaristías, había más representantes de las comunidades, listos para recibir a Monseñor Eduardo.

Lo primero que hizo nuestro obispo fue explicar detenidamente cuáles son los rasgos y misión de nuestra Iglesia, insistiendo en que se trata de redescubrir, asumir e implementar en su totalidad la Iglesia una, santa, católica y apostólica, que nació el día de Pentecostés. Igualmente explicó que el adherirse a la iglesia supone el desligarse de la participación en otras organizaciones eclesiales ajenas a la nuestra y también el asumir un estilo de vida coherente con el Evangelio. Después del diálogo fueron planteadas numerosas preguntas. Cuando esta etapa culminó, se pasó a la votación. Los delegados y el Pueblo de Dios presentes, al unanimidad votaron por incorporarse a la Iglesia Católica Renovada y asumir el compromiso de convertirse en misión de ICERGUA, con el nombre de IGLESIA CATÓLICA ECUMÉNICA RENOVADA EN VENEZUELA

Después de la votación, el obispo procedió a firmar el decreto de creación de la misión ICERVE, Comunión Santa María del Nuevo Éxodo y entregó el decreto a la Señora Beatriz, presidenta del Consejo Pastoral.

Toda la Asamblea irrumpió en aplausos al culminar este solemne momento.

Todos igualmente asumieron plenamente el compromiso de trabajar para que ICERVE cumpla la misión de evangelizar en muchos otros lugares.

Inicialmente la misión está compuesta por unos 12,000 feligreses, de los cuales: 7000 en San Rafael de Onoto, 3000 en el Municipio Páez y unos 2000 entre Agua Blanca, Acarigua y Arure.

Seguidamente, el obispo procedió a explicar lo que significa la creación de una Parroquia Católica Renovada. El procedimiento que se siguió fue análogo al anterior: primero la explicación, luego se respondió a las preguntas que tuvo la Asamblea y finalmente se pasó a votar para ver si el pueblo de Dios estaba dispuesto a: - Ser Creado como Parroquia Católica Renovada.

- Cumplir fielmente todos los compromisos inherentes a una Parroquia, de acuerdo a nuestros Estatutos.

- Elegir el párroco, para luego proceder a su nombramiento.

Con gozo y unánimemente se aprobó todo lo propuestro.

Después de la votación, el obispo procedió a firmar el decreto de creación de la Parroquia Católica Renovada de "San José", que por el momento tendrá la responsabilidad de ser el centro pastoral de todas las comunidades ubicadas en los cuatro municipios en los que hay presencia Católica Renovada. En la foto de arriba el obispo entrega el decreto de creación al Señor Vice-Presidente del Consejo que, desde ese momento asumiría el nombre de "Consejo Parroquial".

Como párroco, el pueblo de Dios eligió al Padre José Roberto Aguirre Lima, quien les ha acompañado pastoralmente desde el inicio. El obispo firmó igualmente el decreto de nombramiento y en la foto de la derecha, hace entrega del mismo al Padre José Roberto.

Seguidamente la Secretario del Consejo Parroquial pasó para recibir los libros de Registro de Sacramen-tos, debidamente autorizados por nuestro obispo Eduardo.

En la foto de la izquierda: entregando los libros de registro de Bautismos, Confirmaciones y Matrimonios.

Finalmente el obispo hizo entrega de los libros para la celebración de la Liturgia (misal, ritual y leccionarios), a los encargados del equipo de liturgia y de los libros de preparación para la recepción de los sacramentos, a los miembros del equipo de catequesis, como puede observarse en la foto de la derecha.

Terminados los actos de fundación de la misión, de creación de la parroquia y de nombramiento del parroco, dio inicio la celebración de la Eucaristía en la ahora "Parroquia Católica Renovada de San José".

Había sido preparado esmeradamen-te un grupo de niños y jóvenes para que recibiera la comunión.

La celebración litúrgica inició con la administración del Sacramento de la Reconciliación a todos los que lo necesitaran.

Después de hacer la confesión comunitaria de sus pecados, cada uno de quienes estaban acudiendo al sacramento recibió individualmente la absolución, como puede observarse en la foto de la derecha.

Al terminar la administración de la Absolución, la Asamblea ora para que, por la efusión del Espíritu Santo, sean liberados de toda atadura, interdicción y tentación, quienes habían sido absueltos de sus pecados.

Al final de la celebración, el obispo posó para la toma de fotografías.

A la derecha: algunas de las niñas que habían hecho la comunión, junto al obispo. Se puede ver al extremo derecho a algunos de los niños, que esperaban su turno para tomarse, también ellos, la fotografía.

El domingo 11 por la mañana, en la sede parroquial, el obispo presidió una nueva celebración Eucarística. Dentro de ésta, un grupo de jóvenes recibiría la Confirmación y se haría la institución de ministros de la comunión y se bendeciría a los miembros del Ministerio de Intercesión y de la Legión de María.

Participaron en la celebración unos 500 hermanos. Todos siguieron cada momento con atención y entusiasmo. En la homilía Monseñor Eduardo subrayó que la confirmación implica el reafirmar la presencia del Espíritu Santo que fue recibida al tener la Iniciación Cristiana y que ésta se dirige específicamente a la misión evangelizadora confiada a los apóstoles por Jesús. También animó a todos los presentes a dejar que el Señor reanimara en ellos la presencia del Espíritu, para que todos unidos pudieran dar testimonio de la presencia del Reino y trabajar arduamente en la obra de evangelización.

Antes de iniciar el rito de Confirmación un joven fue iniciado con la Administración del Sacramento del Bautismo, como puede observarse en la foto de la izquierda.

Después, tanto el que había sido bautizado como quienes serían confirmados, fueron ungidos con el Santo Crisma, para que participaran plenamente del misterio y de la misión de Cristo sacerdote, profeta y rey.

A la derecha: el obispo mientras va crismando a cada uno de los candidatos.

Terminada la ceremonia litúrgica de crismación, padres y padrinos oran sobre quienes habían sido crismados, invocando al Señor y pidiéndole que el sacramento recibido diera abundantes frutos de vida y testimonio en todos los crismados.

Luego comenzó la institución de ministros de la comunión. Cinco hermanos fueron instituidos: Silimar y Elio para Acarigua y Arure; los esposos Conde para el centro de San Rafael de Onoto y la señora Arelly para las Cocuizas.

Seguidamente fue la bendición de los hermanos del ministerio de intercesión. En la foto de la izquierda, el obispo mientras ora sobre Giovanni, uno de los miembros de este ministerio.

Finalmente fue la bendición e imposición de insignias de los miembros de la Legión de María. Estos hermanos, además de comprometerse a asumir a María Santísima como Madre y Modelo de visa, son sumamente activos en la vida pastoral y caritativa de la parroquia.

Terminada la administración de la Iniciación Cristiana y de la Confirmación y las instituciones y bendiciones ministeriales, prosiguió la celebración de la Eucaristía.

El pueblo estaba gozoso y su alegría y comunión la mostró uniéndose de manos, mientras oraba el Padrenuestro. (foto de la izquierda)

Al final todos los hermanos que habían sido iniciados en la vida cristiana o confirmados, quisieron posan junto al obispo y al Padre José Roberto, como puede observarse en la foto de la derecha.

Entre quienes fueron confirmados, dos hermanas, quisieron presentar al obispo un sombrero llanero, hecho de piel. El obispo lo aceptó alegre y agradecido y posó, con el sombrero puesto, junto a las hermanas que habían traido el presente.

Algunos del ministero de intercesión y de otros ministerios, también se acercaron al obispo, para tomarse una foto. A la derecha: los hermanos del ministerio de intercesión y algunos del ministerio de liturgia.

Los miembros de la Legión de María, estaban particularmente gozosos. Ellos, a lo largo de los años, han constituido uno de los pilares fundamentales para que se mantuviera la fe católica y organizaran las comunidades, hasta llegar a su incorporación a nuestra Iglesia y a su constitución como Parroquia Católica Renovada. En la foto de la izquierda, varios de ellos junto al obispo y al Padre José Roberto.

Durante toda la visita, fue providencial el apoyo y la compañía del Señor Francisco y de su esposa la Doctora Migdalia. Ellos se encargaron de conducir al obispo a diferentes lugares, así como de su hospedaje en un hermoso hotel de Acarigua. La sencillez y disponibilidad al servicio de estos esposos edificó a nuestro obispo, de acuerdo a lo que ha dicho.

En la foto de la derecha: La doctora Migdalia y el Padre Roberto, junto a Monseñor Eduardo, al final de la celebración Eucarística. A la derecha del obispo está una hermana de Guanare, que hace parte del ministerio de intercesión y sirvió de fotógrafa en las ceremonias del sábado y el domingo.

Al final de la Eucaristía, numerosos feligreses quisieron posar junto al obispo y al padre Roberto, para tener un recuerdo de los acontecimientos que se habían realizado y que, para todos ellos, tenían un significado particularmente importante. Testimonio de ello es la foto de la izquierda.

Para terminar toda la celebración, los hermanos habían preparado un momento de ágape para buena parte de los presentes.

A la izquierda se puede observar uno de los momentos de compartir.

El lunes 12, el obispo llegó hasta el Parcelamiento de las Cocuizas. Es una zona cercana a San Rafael de Onoto pero que hace parte del municipio Páez.

En esta zona el cultivo principal es el arroz. En la foto de la izquierda, se puede observar una parcela sembrada con arroz.

La razón de la visita era doble: Ante todo se trataba de encontrarse con algunos de los líderes de las 38 comunidades que se encuentran dispersas en estas zonas. En segundo lugar se trataba de bendecir el terreno en que, con la ayuda de Dios, será construida en el futuro la "Parroquia Católica Renovada de San Antonio de Padua".

El obispo fue recibido con gran alegría. El hecho de que utilizara el sombrero típico de la región, hizo que los hermanos le sintieran más cercano y accesible.

La ceremonia de bendición del predio en que será construido el templo parroquia, inició con la lectura del santo Evangelio, en el que se hablaba de que la construcción debe hacerse sobre la roca de la fe y del cumplimiento de la voluntad de Dios.

Terminada la lectura del Evangelio y la breve reflexión del obispo, todos oraron sobre el terreno, implorando del Señor su bendición.

Luego el obispo roció con agua bendita toda el área y se formó un gran círculo para orar el Padrenuestro y recibir la bendición.

Finalmente algunos de los presentes en la ceremonia posaron junto al obispo, como puede observarse en la foto de la izquierda.

Terminada la ceremonia de bendición, el obispo llegó hasta la parcela en donde actualmente funciona una capilla provisional y en donde habitualmente se celebra la Eucaristía.

Dado el número de participantes y lo hermoso del día, se optó por celebrar en esta ocasión la Eucaristía, a la sombra de dos grandes mangales.

La celebración inició con la administración del Sacramento de la Reconciliación. Con humildad y devoción los presente hicieron la confesión de sus pecados, invocaron la efusión del Espíritu Santo y luego recibieron individualmente la Absolución.

Terminada la Plegaria Eucarística, todos se unen de manos, en la foto de la derecha, para orar el Padrenuestro y prepararse para la comunión.

La participación en la comunión fue masiva. Todos los que se habían preparado adecuadamente a través del sacramento de la Reconciliación y luego de la oración, se acercaron a comulgar.

Fue una fiesta de gozo y bendición.

Con esta ceremonia se cerró oficialmente la visita de Monseñor Eduardo a la nueva misión ICERVE.

Por ello al final de la Eucaristía, el obispo agradeción profundamente a todos los participantes, especialmente al Padre José Roberto, habiendo subrayado su agradecimiento por haberse mantenido fiel y firme a través de los años y en medio de las pruebas y la presecución.

A todos animó a seguir adelante con fidelidad, cumpliendo todos los compromisos que implica el ser católico renovado y el haber asumido la participación en la misión que cristo confió a los apóstoles.

Finalmente fue la despedida del Pueblo de Dios. Todos acudieron con alegría, gratitud y nostalgia.

Fueron muchas las lágrimas que através de los tres días de la visita corrieron por las mejillas de la mayor parte de feligreses. Después de tantos años de soledad, sentían que el Señor había respondido a su clamor: Veían que se cumplía el Evangelio que también hoy hacía que los últimos volvieran a ser los primeros en la vida y misión de la Iglesia.

Con la ayuda de Dios, la próxima visita se tendrá a principios del año 2012. Los hermanos reafirmaron su compromiso de cumplir con fidelidad la misión recibida y de apoyar al Padre José Roberto para la consolidación de la misión.

El obispo regresó con el corazón lleno de alegría y también de nostalgia por tener que dejar a esos hermanos con los que se había identificado tan profundamente.

El viernes 16 de septiembre, nuestro obispo siguió su trabajo misionero, visitando la comunidad de Cenegal en el Municipio de La Libertad, Huehuetenango.

Esta comunidad nació recientemente Sin embargo los líderes han trabajado intensamente y, desde la visita que hizo el obispo en Mayo, hay 6 nuevas familias que han ingresado, lo que significa unos 50 miembros.

Para la llegada del obispo, los hermanos habían preparado la iniciación cristiana de dos hermanas y el matrimonio de una pareja.

La iniciación a la vida cristiana fue para una niña pequeña, hija de la pareja que contrajo matrimonio y para una señorita que, después de buena preparación estaba lista para incorporarse a la iglesia.

En la foto de la derecha: los nuevos esposos, llevando en brazos a su hija y la hermana que había sido bautizada y crismada, se acercan a recibir la comunión.

Por la tarde el obispo visitó por primera vez la naciente comunidad de La Montañita, en el municipio de La Democracia. Los hermanos han logrado comprar un terreno y cuentan ya con el block para la construcción de un templo.

En esa ocasión, además de la celebración de la Eucaristía, se inició en la vida cristiana a 14 niños, muchos de los cuales provenían de la vecina comunidad de San José Ixcunén.

Estas dos comunidades han ingresado a la iglesia recientemente. Desde entonces, han experimentado un fuerte crecimiento y sus miembros se sienten llamado a seguir comprometiéndose en la evangelización.

Durante la homilía el obispo hizo una catequesis sobre la iniciación cristiana, centrándose especialmen-te en el compromiso que asumen los padres y los padrinos. Bautizar a los niños implica un compromiso de fe de quienes los presentan, pues es basados en la fe de estos, que puede realizarse el bautismo de los niños.

Después de haber sido ungidos en la frente y en la espalda con el óleo de los Catecúmenos, el obispo, junto a toda la asamblea, oraron para que el agua fuera santificada.

Después con la fórmula: "Siervo de Dios, se te bautiza en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, se procedió al bautismo de los 14 niños.

Después del bautismo, los niños fueron crismados y, finalmente se dio la comunión a quienes estaban preparados, como puede observarse en la foto de la derecha.

El sábado 17 por la mañana, después de más de dos horas de viaje en carro, desde Huehuetenango y de dos horas de caminar en una cuesta empinada, Monseñor Eduardo llegó a la comunidad del Sisilar.

La iniciación cristiana de un numeroso grupo de hermanos y la celebración de cuatro bodas era la tarea pastoral que le esperaba.

La celebración litúrgica comenzó con la administración del Sacramento de la Reconciliación para todos los que lo necesitaban.

Después de la confesión comunitaria, el obispo administró la absolución a cada uno de los que habían confesado sus pecados.

En la foto de la derecha: los hermanos, después de haber confesado sus pecados y antes de recibir la absolución, oran implorando la efusión del Espíritu Santo, para el perdón de los pecados.

La homiía en esta ocasión estuvo centrada particularmente en todos los compromisos que conlleva la gracia recibida, tanto en los sacramentos de iniciación cristiana como en el del matrimonio.

En la foto de la izquierda, se puede observar a las cuatro parejas que contrajeron matrimonio.

Dentro del marco de la celebración de la Eucaristía, después de la homilía, comenzó la administración de la iniciación cristiana.

En primer lugar, los candidatos recibieron el bautismo. En la foto de la derecha: El obispo mientras administra el bautisma a uno de los niños.

Seguidamente, todo los que habían sido bautizados fueron crismado.

En la foto de la izquierda momento en que el obispo crisma a Ferlandi quien, previamente había sido bautizado y más tarde también contraería matrimonio.

La celebración de cuatro matrimonios en una comunidad pequeña como Sisilar es signo visible del compromiso que tienen los hermanos de tratar de vivir en plenitud su fe católica renovada.

De las cuatro parejas, tres ya habían formado previamente una familia y con el rito ésta fue santificada.

En la foto de la derecha: una de las parejas (Ferlandi y Honoria, mientras se intercambian los anillos y la arras, en señal de su fidelidad y de la comunión de bienes que establecieron.

Por la tarde Monseñor Eduardo llegó hasta Santo Domingo. Esta comunidad está ubicada al pie de la montaña desde donde se emprende la marcha hacia Sisilar. Pertenece al Municipio de la Libertad, Huehuetenango.

Los hermanos han crecido fuertemente en los últimos años. En esta ocasión, eran 17 hermanos los que habían sido preparados para ser iniciados en la vida cristiana.

A la luz de la parábola del Sembrador, durante la homilía el obispo exhortó a los hermanos a examinar sus actitudes, para descubrir cómo acogen la Palabra de Dios y la llamada que Él les hace a ser discípulos.

Especialmente a los padres y padrinos de los niños que fueron bautizados y cristmados, el obispo hes hizo conciencia de que de la actitud de fe de ellos, dependerá en gran parte, que la semilla del Espíritu Santo que recibirían los niños, lograra crecer y dar frutos abundantes.

Todos los hermanos parecieron haber sido plenamente conscientes de los compromisos que asumían al traer a sus hijos a ser iniciados en la vida cristiana.

Todos expresaron su compromiso de vivir una vida de fe activa, para que la semilla sembrada en el corazón de quienes recibían los sacramentos, al caer en buena tierra, diera frutos abundantes.

Entre los iniciados, estaba la hijita de la hermana cantora de la comunidad.

En la foto de la derecha: el obispo, la niña bautizada, su madre -la hermana cantora- y, sosteniendo la fuente de agua, el hermano Juan, líder de la comunidad y apóstol incansable.

El domingo 18 por la mañana las dos terceras partes de la Comunidad Católica Renovada de la Aldea Cancela, en el Municipio de Aguacatán, Huehuetenango, sellaron la alianza, por la que se incorporaron a nuestra iglesia.

Debido a dificultades ambientales, la celebración eucarística no pudo celebrarse en el templo de la comunidad y, por esa razón, se celebró en un hermoso bosque, propiedad de uno de los miembros de la comunidad.

La celebración inició con la administración del Sacramento de la Reconciliación a quienes lo necesitaban.

En la foto de la derecha: momento en que se invoca el Espíritu Santo, después de haber terminado la confesión de los pecados.

Durante la homilía, el obispo explicó detenidamente cuáles son los compromisos de una comunidad católica renovada. igualmente les urgió a seguir trabajando en la evangelización, tratando de lograr la incorporación de todos los miembros de la comunidad a la Iglesia y llevando la Buena Nueva a las demás comunidad vecinas, dado que en esta área, ésta es apenas la segunda comunidad católica renovada.

El domingo 18 por la tarde, el obispo visitó la comunidad de Brasilia, en la zona 7 de Huehuetenango.

Participaron en la celebración unos 300 hermanos. En esa ocasión la comunidad celebraba el décimo sexto aniversario de su inicio.

La mayor alegría de la comunidad es ver el fuerte crecimiento que la misma ha experimentado en los últimos tiempos.

Dentro del marco de la celebración, dos niñas fueron inciadas a la vida cristiana, a través del Bautismo y la Crismación.

También otras dos hermanas completaron su iniciación cristiana, recibiendo por primera vez la comunión.

Por la noche, Monseñor Eduardo celebró la eucaristía con la comunidad de Sipal, en San Sebastián H.

Después de una serie de dificultades, esta comunidad ahora está lista para impulsar su vida espiritual y su crecimiento. La meta de ellos es que, junto a las demás comunidades de este Municipio, pronto puedan convertirse en Parroquia Católica Renovada.

La comunidad ha sido coordinada desde su inicio por el Hermano Manuel Sales. Éste durante varios años ha sufrido fuertes quebrantos de salud. Sin embargo, actualmente, por la gracia de Dios, se encuentra en franca recuperación.

Durante la homilía el obispo se centró en torno a la imortancia de la vida sacramental y, particularmente de la Eucaristía, para vivir en plenitud la vocación cristiana.

Al inicio de la celebración, la gran mayoría de los hermanos había acudido al Sacramento de la Reconciliación. Eso permitió que también todos los que estaban preparados, pudieran acercarse a recibir la Sagrada Comunión.

El lunes 19, el obispo Eduardo visitó la comunidad de Tzununá, a la orilla del lago de Atitlán.

Después de varios años de esfuerzos, los hermanos lograron construir un templo de block, con estructura metálica y techo de lámina.

Aún les queda pendiente hacerle todos los acabados; sin embargo los hermanos estaban muy contentos pues, la Eucaristía celebrada por el obispo, era la primera celebrada en el templo.

Aunque solo pudo participar una pequeña parte de los hermanos, debido al día y hora de la celebración, el obispo, a la luz de las lecturas, insitió en el compromiso que se tiene de ser luz para toda la comunidad.

Con ocasión de la visita, también fueron celebrados el bautismo y la crismación de un niño, hijo de uno de los miembros del ministerio de música.

La comunidad asumió el compromiso firme de trabajar para el crecimiento de la comunidad, así como hasta el momento han trabajado para construir el templo.

Hacia el caer de la tarde del día 19, el obispo visitó la comunidad de Jaibalito, también ubicada a la orilla del Lago de Atitlán, en jurisdicción del Municipio de Santa Cruz la Laguna, Sololá.

Los hermanos participaron en buen número y pidieron que la celebración diera inicio con la administración del sacramento de la Reconciliación a todos quienes estuvieran dispuestos a hacerlo y lo necesitaran.

Al final de la homilía, el obispo pidió a los hermanos que se expresaran acerca de su disponibilidad para trabajar en la evangelización, como verdaderos Católicos Renovados.

Fue unánime la respuesta de compromiso de todos los miembros de la Comunidad.

Ahora hace falta darles el seguimiento requerido, para que puedan hacer realidad su compromiso.

El viernes 23, Monseñor Eduardo visitó la comunidad "Efusión del Espíritu Santo", de Santiago Atitlán.

Como de costumbre, los hermanos participaron en gran número a la celebración.

Esta comunidad está formada por unos 900 miembros. Durante el presente año se estima que ha tenido un incremento del 10% en el número de sus miembros.

Al final de la Eucaristía, el obispo tuvo una reunión con el líder y fundador de la comunidad, el Hermano Cruz Toj que, además es el presidente del Consejo Parroquial de la Parroquia Católica Renovada "Espíritu Santo" de Sololá. La finalidad de la reunión fue fijar la fecha en que se tendrá el primer decanato, que abarcará a las comunidades de Sololá y la parroquia de San Miguel Arcángel en Totonicapán. La primera reunión se tendrá, Dios mediante, el 16 de Diciembre, en la sede de la comunidad de Xolbé, Sololá.

Hacia el caer de la tarde, el obispo presidió la celebración con la comunidad "Pentecostés", también de Santiago Atitlán.

Esta comunidad, aunque ha pasado por diversas dificultades y no ha tenido toda la estabilidad que se quisiera, ha logra mantener su vida, organización y número. Algunos de los hermanos que durante algún tiempo se habían retirado, han vuelto a reicorporarse a la comunidad, al igual que algunos nuevos miembros.

Durante la celebración, se tuvo la iniciación cristiana del hijo de una de las familias más activas dentro de la comunidad.

En la foto de la derecha: En el fondo, el hermano Manuel, ministro de la comunión, quien junto a su esposa fueron los padrinos del iniciado en la vida cristiana. En medio se encuentran los padres del niño que oran, mientras el obispo realiza la ceremonia bautismal. En primer plano el obispo y el hermano Juan Pacach, coordinador de la comunidad.

El sábado 24 por la mañana, el obispo visitó la comunidad de Chuitzanchaj. El motivo de la visita era la celebración del cuarto aniversario de cuando hicieron alianza estos hermanos y llegó el Santísimo Sacramento a la comunidad. En los años pasados la celebración había iniciado con una procesión con el Santísimo Sacramento. Este año, sin embargo, debido a que está en construcción una carretera para que puedan entrar vehículos hasta el templo, no fue posible hacerla. Esto fue compensado con la esmerada preparación que los hermanos dieron para que se celebrara el matrimonio de tres parejas y se celebraran confirmaciones y primeras comuniones.

En la foto de la derecha: el hermano Manuel, quien es como el Patriarca de la comunidad y su esposa, fueron escogidos como padrinos de todos los hermanos que fueron confirmados.

El obispo al celebrar las confirmaciones enfatizó que con ello se asume el compromiso de vivir y trabajar apostólicamente como lo hicieron los apóstoles a partir del día de Pentecostés.

Las tres parejas que contrajeron matrimonio han estado fuertemente involucradas en la vida de la comunidad desde que eran niños.

Ahora a través del sacramento del matrimonio, podrán reafirmar su compromiso y, sobre todo, podrán participar activamente en toda la vida sacramenta de la Iglesia.

Los niños que hicieron su primera confesión y comunión, también habían sido preparados con cuidado. Todos se mostraron muy devotos e irradiaban profunda alegría.

El 24 por la noche, el obispo llegó hasta la comunidad de Los Pirires, en San Juan Sacatepéquez, Guatemala. Los hermanos lograron comprar un amplio predio el año pasado para construir un templo permanente. Debido a la falta de recursos, por el momento solamente lograron trasladar el templo provisional que tenían desde la casa del hermano César, líder de la comunidad, hacia el nuevo terreno. Con la celebración de la Eucaristía, seguida de una Vigilia de oración, predicación y alabanza, celebraron el traslado de la casa de oración de la comunidad y, sobre todo, del Santísimo Sacramento que, desde hace dos años está presente en la comunidad.

En la ceremonia participaron también algunos hermanos de las comunidades cercanas de Los Guates y las Palmas. También estaban los seminaristas que hacen pastoral en algunas de estas comunidades. En la foto de la derecha, de izquierda a derecha: seminaristas Juan Arcado y Eduardo, el ministro de la comunión de Los Pirires, el obispo y el seminarista Felipe. No salieron en la foto el seminarista Alfonso y el Hermano Julián Bal, Canciller de la Iglesia, que también estaban presentes en la celebración.

El domingo por la mañana, el obispo visitó la comunidad de Las Palmas en San Juan Sacatepéquez. Hace unos tres meses el obispo había ido por primera vez a visitar la comunidad, con ocasión de su ingreso en la iglesia. La celebración se realizó debajo de una galera improvisada. Ahora los hermanos han logrado construir un templo hermoso y, aprovechando la visita del obispo, también fue instalado el Santísimo Sacramento en la comunión e imnstituidos los hermanos que fungirán como ministros.

En la foto el obispo da la absolución a los seminaristas que hacen pastoral en Las Palmas: Arnoldo y Daniel.

Durante la homiía el obispo, haciendo una reflexión en torno a las lecturas dominicales, subrayó el compromiso serio que ha tomado la comunidad en estabilizarse y también la gran bendición que significa el tener la presencia permanente del Santísimo Sacramento en medio de ellos.

Después de la profesión de fe, los dos hermanos que habían sido elegidos por la comunidad para ejercer como ministros de la comunión fueron instituidos. Aunque aún les falta completar todo su proceso de formación, la urgencia de contar con hermanos que ejerzan el ministerio, llevaron a acelerar su institución.

Para ICERGUA, como para toda iglesia genuinamente cristiana, católica y ortodoxa, la Eucaristía constituye en centro de su vida. A través de ella, Cristo se sigue hciendo presente y actualiza no solamente su sacrificio redentor sino también la efusión del Espíritu Santo. De allí viene la insistencia en que todos estén debidamente preparados para poder participar asiduamente de la sagrada comunión.

Por la tarde, el obispo presidió la Eucaristía con la comunidad de Los Guates, también en San Juan Sacatepéquez, Guatemala.

Esta comunidad fue la primera que hizo alianza en esta área.

Actualmente cuenta con unos 800 miembros y está creciendo aceleradamente.

Su líder y fundador es el hermano Calixto, quien se ve en oración en la foto de la izquierda.

Los hermanos de los Guates han también logrado comprar un amplio terreno en el que constuirán su templo. Sin embargo aún se siguen reuniendo provisionalmente, en el área en la que se han reunido desde el inicio de la comunidad. Aunque el área techada ha ido creciendo, el lugar no ha cambiado. Para la reserva del Santísimo Sacramento y para la oración, cuentan con un pequeño edificio, dedicado exclusivamente para este fin.

Durante la homilía el obispo animó a los hermanos a seguir firmes en su compromiso de evangelizar y en ser plenamente fieles en el cumplimiento de la misión que el Señor nos ha confiado.

Los ministros de la comunión, junto a los seminaristas Felipe y Juan Arcadio, han estado trabajando arduamente para organizar la liturgia.

Como resultado de ello, se cuenta con un grupo bien organizado de monaguillos, de lectores y de liturgia.

Al final de la celebración, los hermanos quisieron agasajar al obispo presentándole una estola tejida a mano, con los colores y figuras propias de San Juan Sacatepéquez.

En la foto de la derecha: las hermanas que hicieron la entrega, junto al hermano CAlixto que, previamente había expresado su agradecimiento al obispo.

El miércoles 28 por la tarde dio inicio, en la Catedral de San Juan Comalapa, la preparación de la misión "Viviendo la Iglesia Católica que nació en Pentecostés".

La misma será lanzada en febrero del año entrante, sin embargo los hermanos han comenzado desde ahora la preparación.

Asistieron al taller con el obispo unos 300 hermanos, aunque solo 95 han asumido un compromiso estable de participar activamente en la misión.

Con ello se espera dar un paso firme en el cumplimiento de la misión que el Señor nos ha confiado.

La planificación de este proyecto había iniciado desde hace 3 meses, y fue la respuesta que el obispo propuso a la inquietud planteada por la Junta Parroquial.

En la introducción el obispo explicó cuál es la misión específica de nuestra iglesia y cómo se trata de redescubrir, asumir e implementar en su totalidad la Iglesia una, santa, católica y apostólica, que nación el día de Pentecostés.

El ir profundizando en estos temas está ayudando a los hermanos a comprender cómo nuestra iglesia está viviendo en plenitud todas las características de la Iglesia querida por Cristo y de la que Él es el único pastor que guía a través de la constante efusión del Espíritu Santo, hecha eficaz especialmente a través de la vida sacramental.

El primer tema fue: "Encontrándonos con Cristo resucitado".

Se trata de hacer un camino análogo al que Jesús hizo con sus apóstoles, desde el día de Pascua, hasta el día de Pentecostés.

En un lugar adecuado pòndremos a disposición de los lectores las lecturas básicas sobre las cuales los hermanos trabajarán a lo largo del mes, para vivir la experiencia pascual junto a María Santísima y los apóstoles.

Después de explicar en qué consitiría el trabajo y cuál sería el proceso, los hermanos tuvieron la oportunidad de hacer las preguntas que quisieron, para aclarar posibles dudas.

Al final el obispo preguntó a los presentes quiénes estaban dispuestos a involucrarse seria y personalmente en el proceso. Unánimemente todos los presentes alzaron la mano, como señal de aceptación y participación.

Los dos padres encargados pastorales de la parroquia: los Padres Rigoberto, Vicario General y Francisco, Pro-Vicario General, están involucrados activamente en todo el proceso misionero.

El Padre Francisco tuvo a su cargo la oración inicial y el Padre Rigoberto la oración final y el agradecimiento.

El día 29, Monseñor Eduardo fue invitado para presidir la celebración de la fiesta patronal en la parroquia Católica Renovada de San Miguel, ubicada en Tzanixnam, Totonicapán.

Para solemnizar la celebración, los catequistas habían preparado un grupo de unos 30 niños para que hicieran la primera comunión. El templo parroquial, así como el atrio y la extensión adyacente, estaban totalmente colmados de feligreses, que habían acudido para renovar y fortalecer su fe.

Durante la homilía el obispo hizo énfasis en lo que significan los ángeles dentro del contexto bíblico y en las implicaciones prácticas que debe tener el reconocer a alguien como Patrono, es decir, como intercesor y como modelo de conducta.

También insistió en la llamada fundamental que cada quien tiene a vivir en plenitud la santidad, como resultado del reconocimiento del carácter absoluto de Dios en la vida del creyente.

En la Eucaristía concelebraron los Padres Gildardo Ramírez, encargado pastoral de la parroquia, y Fredy González, primer presbítero que estuvo residente en la comunidad y quien actualmente trabaja en el área de Alta Verapaz y Petén, pero sigue siendo recordado con gran cariño en Tzanixnam.

La distribución de la comunión duró unos 20 minutos. Una gran multitud acudió a recibir el sacramento.

Los primeros en comulgar fueron los niños que ese día hacían la primera comunión.

El ambiente que caracterizó la celebración fue el de una profunda devoción, resultado de una fe viva.

Al final de la celebración el obispo exhortó a cada uno de los participantes a comprometerse a vivir su fe y a dar testimonio del Evangelio en todos los lugares en los que se encuentren.

En esta comunidad en el último tiempo han esta trabajando pastoralmente los seminaristas Ambrosio Gómez y Jorge Tomás. Ambos han tratado de apoyar al Padre Gildardo, para que se pueda ir caminando hacia un plan de pastoral integral.

El jueves 29, hacia el medio día, nuestro obispo presidió la Eucaristía en el seminario. En ella se celebró el trigésimo séptimo aniversario de su ordenación presbiteral y fue conferida la orden de Lector a 4 seminaristas y la de Acólito a 3.

Durante la homilía, Monseñor Eduardo se dirigió explícitamente a cada uno de los grupos que recibirían las diferentes órdenes haciendo énfasis en que los específico de la ordenación no es solamente el reconocer eclesialmente un ministerio que, de hecho, ya lo han venido ejerciedo por muchos años, sino, sobre todo, el de implorar la gracia del Espíritu Santo para que, al ministerio que eclesialmente se confía, se done la gracia que permita configurarse plenamente con Cristo, asumiendo la actitud de "oyente de la Palabra", para poder proclamarla y de "hostia viva" que se ofrece al Padre, para servir al altar con competencia.

Dentro de nuestro ritual de órdenes menores, se prevé la invocación del Señor, a través del canto de las letanías de los santos, mientras los candidatos, postrados por tierra, imploran al Señor la efusión del Espíritu Santo.

El obispo, durante el canto de las letanías interviene, suplicando al Señor que envíe el Espíritu Santo sobre quienes recibirán las órdenes, para que puedan desempeñar el ministerio que se les confía con integridad de vida y con competencia.

Después de la oración de bendición, tanto el obispo como el Padre Juan Moisés y el diácono Orlando, pasan a orar por cada uno de los que estaban siendo ordenados lectores.

Después de la bendición inicial, el obispo entrega a cada uno de los ordenados el libro de la Sagrada Escritura diciéndoles: "Recibe el libro de la Sagrada Escritura: trasmite con fidelidad la Palabra de Dios para que tenga toda su eficacia en el corazón de los seres humanos y cumple con humildad el ministerio que te es confiado para que alcances la recompensa reservada al administrador fiel y solícito".

Finalmente, el obispo concluye la ordenación, pridiendo: "Que por su constante dedicación a la lectura, adquieran capacidad y eficacia en el cumplimiento de su ministerio, que proclamen con vigor tu Palabra y practiquen cuanto proclaman, para que, por el ejemplo de su vida y su ministerio, colaboren a la edificación de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo".

Terminada la ordenación de los lectores comenzó la ordenación de los Acólitos. El obispo ora de la siguiente manera: Oh, Señor, dígnate derramar tu bendición + sobre estos hijos tuyos, para que, por la acción de tu Espíritu, queden integrados en el orden de Acólitos: que sean luz para tu Pueblo; que tengan la capacidad de ejercer dignamente el servicio del altar; que distribuyan con fidelidad el Pan de la Vida a sus hermanos y acrecienta constantemente su fe y caridad para ayudar a la consolidación de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos".

Después de la oración de bendición, el obispo y cada uno de los ministros ordenados presentes, ora sobre los que están siendo ordenados.

Luego el obispo entrega a cada uno de los ordenados, las especies destinadas a la celebración Eucarística: "Recibe la patena (las vinajeras) con el pan (con el vino y el agua) destinado para la celebración Eucarística y compórtate de tal manera que seas digno de servir a la mesa del Señor y a su Iglesia".

Y entrega a cada uno la palmatoria, con el cirio encendido, diciendo: Recibe la palmatoria con la candela y recuerda que es responsabilidad tuya ser signo y ministro de la luz de Cristo para toda la Iglesia, en el nombre del Señor".

Cada uno de los tres ordenados, recibió cada uno de los símbolos que caracterizan su ministerio.

 

Al final, la ordenación de los acólitos terminó, pronunciando la siguiente oración:

Oh, Señor, Padre todopoderoso y Dios de misericordia: en tiempos antiguos, tu te manifestaste a Moisés y a Aarón indicándoles que encendieran lámparas en la Tienda del Encuentro, como símbolo de tu gloriosa presencia. Al cumplirse la plenitud de los tiempos, tu enviaste la luz de tu gloria al mundo, a través de Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro y de sus Apóstoles y has querido que, para rescatarnos de la muerte, Él fuera exaltado en la cruz y de su costado manara agua y sangre, para la salvación del género humano. Te suplicamos que confirmes tu bendición + sobre estos siervos tuyos, ordenados para ejercer el ministerio de acólitos. Que sirvan fielmente a tu santo altar y que sean signos y ministros de la luz de Cristo para tu Pueblo. Ilumina, oh, Señor, sus mentes y sus corazones con el amor que proviene de tu gracia para que, irradiando el esplendor de tu gloria, sirvan fielmente para la edificación de tu Santa Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo

Durante la presentación de los los dones, los recién ordenados, fueron los responsables de presentarlos, simbolizando externamente el compromiso que habían hecho de convertirse en "ofrendas vivas", agradables al Padre.

Al final de la celebración, todos expresaron su alegría, con aplausos y saludos.

Los tres que habían sido ordenados acólitos, junto al obispo: de izquierda a derecha: José Alfredo Hernández Chávez, Robinson Cumes y José Alonso Hernández.

Los cuatro lectores junto al obispo. De izquierda a derecha: Arnoldo Martínez, José Raul López, Jorge Tomás y Eduardo Mateo.