El miércoles 23 de noviembre, el arzobispo llegó hasta el templo parroquial de Cunén, el Quiché, para presidir la celebración del decanato del centro de El Quiché.

Se contó con la participación muy numerosa de fieles, procedentes de la comunidad de Cunén, así como del centro pastoral en formación de Sacapulas.

Después de la participación del arzobispo, en la que explicó el sentido de la iglesia como misterio conectado con la resurrección del Señor y con su continuidad, los hermanos tuvieron participación.

Los hermanos, en el contexto de la celebración particular que se tenía, expresaron sus sentimientos hacia la pertenencia a la iglesia y el camino que se ha seguido hasta llegar a donde estamos.

La celebración litúrgica comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los hermanos que con corazón dispuesto se reconocieron pecadores.

Después de invitar al arrepentimiento, el arzobispo invocó la efusión del Espíritu Santo sobre los hermanos que estaban participando en la celebración.

Seguidamente, se llevó a cabo la creación de la parroquia de El Espíritu Santo, cuya sede está en el templo parroquial del Centro de Cunén y se forma de 27 comunidades.

El arzobispo leyó el decreto de creación y, seguidamente, presentó una copia del decreto a los miembros del consejo pastoral y otra al párroco.

Se continuó con las lecturas de la Sagrada Escritura. Se leyó la carta a los Filipenses y un pasaje del Evangelio.

El arzobispo explicó en qué consiste el ser amigo de la cruz de Cristo y cómo ese es el criterio para ser parte viva de la iglesia que el Señor ha fundado.

Se había preparado a cuarenta hermanos provenientes de diferentes comunidades de la parroquia, para recibir la confirmación y el envío misionero.

Después de haber explicado el sentido de la confirmación y los compromisos que se generan al ser enviado misioneramente, se administró la confirmación a los hermanos y se les confió la misión de ser testigos del Evangelio.

A continuación, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, la cual fue concelebrada por todos los padres de la Vicaría del Norte y tres de la Vicaría de Huehuetenango, participaron también los diáconos que ejercen el ministerio en el Norte.

El arzobispo recordó la centralidad que tiene la eucaristía y cómo, es el corazón de la vida de una parroquia, pues es la fuente de vida eclesial.

Al final de la celebración, se dieron algunos reconocimientos:

- Al Arzobispo.

- Al padre Bernabé Mateo, quien atendió durante diez años el Centro Pastoral de Cunén.

- Al padre Wilfredo Hurtado, quien organizó la creación de la parroquia y es su actual párroco.

Dentro de la reunión de presbiterio que se celebró el 22 por la noche, el arzobispo compartió el proyecto de que, a partir del año entrante, además de los decanato con el pueblo de Dios, se establezcan decanatos presbiterales, para trabajar una pastoral de conjunto y fomentar la integración presbiteral.

Se tiene la propuesta de que en la Vicaría del Norte funciones tres decanatos presbiterales: uno cuyo centro estaría en Cunén, el otro en Tomtem Cobán y el tercero en Chisec.

Al final de todas las actividades, el padre Wilfredo organizó un ágape fraterno, tanto para los presbíteros como para miembros de la sociedad civil que colaboran con la iglesia.

El ágape, al igual que las reuniones con los presbíteros se llevaron a cabo en un centro educativo, contiguo a la parroquia y al centro presbiteral.

El jueves 24 de noviembre, por la tarde, llegó el arzobispo hasta la comunidad Unción del Espíritu Santo, ubicada en Santiago Atitlán, del departamento de Sololá.

Dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, fueron presentadas las niñas Nathalie Belén y María Rebeca, para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana.

Después de recordar a los padres el misterio que se administra, los dones que se reciben y los compromisos que se asumen, el arzobispo procedió a administrarlos.

La visita a la comunidad Unción del Espíritu Santo concluyó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron con mucha devoción y acudieron a recibir los divinos misterios en gran número.

El mismo día 24 de noviembre, al final del día, el arzobispo llegó hasta el lugar en donde tiene su sede la comunidad Nuevo Pentecostés de Santiago Atitlán.

Como se hace habitualmente, las celebraciones comenzaron con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que acudieron a recibirlo, después de haberse confesado pecadores.

Después de la homilía, en la que el arzobispo explicó el sentido de textos de la Sagrada Escritura sobre la victoria del Señor y de los que creen en Él, invitó a los hermanos a entrar en oración.

Los hermanos se pusieron en oración durante largo tiempo, clamando al Señor para ellos, sus familias y la comunidad, la gracia de la unción espiritual.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad Nuevo Pentecostés de Santiago Atitlán, Sololá.

Conscientes del sentido de los misterios que se celebran, los hermanos participaron con mucha devoción y, en su momento, acudieron a alimentarse con el Cuerpo y la Sangre del Señor.

Dado que, a partir del mes de enero, con la ayuda de Dios, habrá un párroco en la parroquia Espíritu Santo del departamento de Sololá, el arzobispo se despidió de los hermanos, en lo que se refiere a la atención ordinaria.

Los hermanos prepararon una pequeño reconocimiento al arzobispo y expresaron lo que, para ellos, ha significado el ministerio del arzobispo entre ellos durante 17 años.